La decisión dividió al Concejo Municipal y ha despertado dudas entre habitantes y líderes locales sobre el verdadero impacto del modelo regional.
Con 10 votos a favor y 8 en contra, el Concejo Municipal de Fusagasugá aprobó el ingreso oficial del municipio a la Región Metropolitana Bogotá–Cundinamarca, una figura creada para articular proyectos entre la capital y los municipios vecinos. Aunque desde lo institucional se presentan promesas de desarrollo y recursos, entre la ciudadanía crecen las dudas sobre pérdida de autonomía, burocracia y falta de resultados concretos.
¿Qué implica esta decisión?
Con la aprobación, Fusagasugá se convierte en parte activa del esquema regional que, según el Gobierno Nacional, permitirá acceder a recursos compartidos y coordinar políticas en temas clave como seguridad, transporte, ordenamiento territorial y medio ambiente.
Según cifras preliminares, los municipios integrantes de la Región podrán acceder a una bolsa de hasta $55.000 millones, destinados a proyectos estratégicos. Sin embargo, líderes comunitarios y concejales que votaron en contra advierten que estos recursos podrían demorarse o no ejecutarse a tiempo, como ha ocurrido en casos anteriores.

¿Qué preocupa a la comunidad?
Las inquietudes de los opositores no son nuevas. Soacha, uno de los primeros municipios en entrar a la Región Metropolitana, ha denunciado falta de autonomía en su planeación urbana, demoras en la ejecución de proyectos prometidos y escaso retorno de recursos, lo que ha encendido las alertas en otros municipios.
En Fusagasugá, varios ciudadanos temen que la ciudad termine subordinada a decisiones tomadas en Bogotá o la Gobernación de Cundinamarca, sin que se respeten las prioridades locales.
“Nos prometen recursos, pero la experiencia dice que terminamos siendo espectadores de decisiones que se toman desde lejos y sin nuestra voz”, expresó un líder comunal del municipio.
Falta de claridad en los recursos nacionales
A esto se suma que, según fuentes oficiales, el Gobierno Nacional aún no ha girado los recursos correspondientes a este año para el funcionamiento de la Región Metropolitana. Además, no hay certeza sobre el presupuesto que se asignará para 2026, lo que incrementa la desconfianza sobre la sostenibilidad del modelo.

¿Una región construida sobre la desconfianza?
El ingreso de Fusagasugá estuvo marcado por un debate intenso y una votación dividida. Esa misma dinámica se ha visto en otros municipios, donde la decisión de sumarse a la Región ha generado divisiones políticas y sociales.
La votación de 10 a 8 demuestra que no hay consenso pleno, y que se está gestando una oposición legítima. Muchos sectores consideran que el modelo actual no garantiza equidad en la participación ni resultados visibles para los territorios.
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