El pasado 21 de agosto de 2025, Cali vivió una de las jornadas más violentas de los últimos años. Dos explosiones sacudieron las cercanías de la base aérea Marco Fidel Suárez, en un sector concurrido por transeúntes y locales comerciales. El ataque dejó un saldo de seis personas muertas, entre ellas un menor de 9 años, y más de 70 heridos. La Fuerza Aérea Colombiana calificó lo ocurrido como un acto terrorista que atentó contra la población civil y sus uniformados.
Horas después del atentado, las autoridades lograron capturar a Walter Esteban Yonda Ipía, alias Sebastián, y Carlos Steven Obando Aguirre, alias el ‘Mono’, presuntos integrantes de la estructura Jaime Martínez de las disidencias de las FARC. Según la investigación de la Fiscalía, los acusados habrían transportado y activado un camión cargado con más de 50 kilos de explosivos a base de nitrato de amonio y aluminio, además de 36 artefactos tipo tatuco. Testigos aseguraron haber visto a uno de ellos encender la mecha antes de huir, siendo retenido y golpeado por la comunidad antes de ser entregado a la Policía.

El 23 de agosto se adelantó la audiencia de imputación de cargos, en la que los dos hombres fueron señalados de homicidio agravado en persona protegida, tentativa de homicidio agravado, concierto para delinquir y porte de armas y explosivos de uso privativo de las Fuerzas Armadas. Aunque un juez ordenó medida de aseguramiento en centro carcelario, ambos procesados no aceptaron los cargos y anunciaron que buscarán demostrar su inocencia. Mientras tanto, la investigación sigue en curso para establecer las responsabilidades detrás de este ataque que enlutó a la capital del Valle.
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